Entradas populares

QUINTO EXCESO DE AMOR




INVOCACIÓN

Por intercesión de Nuestra Santísima Madre, Madre del Verdadero Dios por Quien se vive, Reina de la Divina Voluntad y Corredentora, Medianera y Abogada nuestra, y de la Sierva de Dios Luisa Piccarreta, la pequeña hija de la Divina Voluntad, pido aquí la Unción del Espíritu Santo para todos los que oren las siguientes oraciones; para que vuestros corazones y vuestras inteligencias se abran de par en par a la Luz, Amor y Sabiduría Divina de Dios, y puedan llegar a vivir en la Plenitud de Vida en la Divina Voluntad que Él ha designado para cada uno de nosotros desde toda la Eternidad, para Su Gloria, y para la nuestra en la Suya. ¡AMEN!


Madre dulcísima, bien sé que llevas en tu seno al gracioso niñito Jesús; por Él es precisamente por lo que quiero venir a ti: Escóndeme en tu seno materno, une mi voluntad a la tuya y allí nos tendrás juntos a los dos. ¿No eres tú también mi Madre?... Madre Santa, déjame darle un beso a Jesús y luego a ti. Escondo en ti mi continuo “Te Amo, todos mis actos y todas mis penas de este día para rendirle un ardiente homenaje al Hijo de Dios. 

En este día tú me serás Madre. Dirige todos mis pensamientos a Jesús; con tu mirada fija en Jesús, guía las mías para mirar a Jesús; une mi lengua a la tuya y así resuene unida nuestra voz para orar, para hablar siempre de amor..., Jesús estará contento al escuchar en mi voz la voz de su Madre. 

Haz que mi corazón palpite en el tuyo; dirige mis afectos y mis deseos a Jesús; y mi voluntad encadenada a la tuya, forme una dulce cadena de amor y de reparación a su Corazón divino, para reconfortarlo por tantas penas y ofensas. Querida Madre, asísteme y guíame en todo; dirige mis manos a Jesús y no permitas que jamás yo me vaya a poner en una ocasión indigna con la cual pueda ofenderlo. 

Escucha, oh Madre, mientras yo esté en tu seno, tu tarea sea la de hacerme del todo semejante a Jesús. que todo lo hagamos en común para que ofreciéndole todos sus actos unidos a los míos pida que venga pronto el Reino de su Voluntad Divina. De ti todo lo espero; con tus manos me darás el alimento, el trabajo, las disposiciones de lo que debo hacer, y haz que permanezca unido a ti y a Jesús. Querida Madre mía, bendíceme. AMÉN 



Quinto Exceso

El Amor abandonado en amarga soledad.
"Hija mía, no te separes de mí, no me dejes solo; mi amor desea ardientemente estar en compañía...”

  Tan pronto como fui concebido en el seno de mi Madre, al mismo tiempo engendré a la gracia a todas las criaturas humanas, a fin de que concebidas en mí, crecieran a la par conmigo en sabiduría y verdad. Es por eso que amo su compañía y que quiero estar en continua correspondencia de amor con ellas. Quiero estar continuamente en suave coloquio de amor con ellas, para tenerlas al corriente de mis alegrías y de mis dolores. También deseo darles a conocer que he venido del cielo a la tierra, no para otra cosa que para hacerlas plenamente felices, y que deseo por tanto estar en medio de ellas como un hermanito, para obtener de ellas benevolencia y amor, y para dar de nuevo a cada una todos mis bienes, mi propio Reino, a costa de los más duros sacrificios, incluido el de mi muerte para darles vida; deseo en fin entretenerme con ellas, colmándolas de besos y de las más tiernas caricias de amor.


Pero, ¡ay!, has de saber que a cambio de mi amor no recibo más que continuos dolores y penas;
En efecto, hay quien escucha de mala gana mi palabra de vida eterna, quien rehúye mi compañía, hay quien se desvincula de mi amor, quien me huye, quien se hace el sordo, por lo que me reduce al silencio; pero aún hay más: hay quien directamente me desprecia y me ultraja.

Los primeros no se preocupan de mis bienes y de mi Reino, y pagan mis besos y mis caricias con la despreocupación y el olvido de mí, y así, el entretenimiento amoroso que debería tener con ellos, se reduce a silencio y abandono... Pero los segundos, que son los más numerosos, convierten mi amor por ellos en amarguísimo llanto, que naturalmente es desahogo de mi Corazón, porque no sólo se ve apagado, sino maltratado, despreciado y ultrajado. ¡Y añadir, además, que mientras estoy en medio de las criaturas, estoy sin embargo siempre solo! ¡Oh, cuánto me pesa la soledad forzada que me procuran con su abandono, con hacerse sordas aún a la más breve palabra mía y con impedirme todo desahogo de amor!

Ah, hija mía, 
suple tú a mi amor defraudado, no dejándome nunca solo, en esta soledad mía! Dame el bien de hacerme hablar dando oído a mis enseñanzas. Has de saber que yo soy el Maestro de los maestros, y si tú me escuchas, ¡oh, cuántas cosas aprenderás de mí!, y al mismo tiempo harás que mi llanto cese, haciendo que me deleite en amor contigo... Dime, ¿no quieres tú deleitarte en amor conmigo?"


"Lo que te recomiendo es el espíritu de continua oración. Esté buscar siempre el alma el conversar conmigo, sea con el corazón, sea con la mente, sea con la boca y hasta con la simple intención, la hace tan bella a mi vista, que las notas de su corazón armonizan con las notas de mi corazón, y Yo me siento tan atraído para conversar con esta alma, que no sólo le manifiesto las obras "ad extra" de mi Humanidad, sino que le voy manifestando algunas cosas de las obras "ad intra" que la Divinidad hacía en mi Humanidad; y no sólo esto, sino que es tanta la belleza que hace adquirir el espíritu de continua oración, que el demonio queda golpeado como por un rayo y queda frustrado en las insidias con las que intenta dañar a esta alma. 


Volumen 4, Julio 28, 1902 »

Amada hija mía, el obrar por Cristo y en Cristo hace desaparecer la obra humana, porque obrando en Cristo, y siendo Cristo fuego, consume la obra humana, y habiéndola consumido, su fuego la hace resurgir en obra divina, por eso obra junto conmigo, como si estuviéramos juntos haciendo la misma cosa; si sufres, como si estuvieras sufriendo junto conmigo; si rezas, si trabajas, todo en Mí y junto conmigo, y así perderás en todo las obras humanas y las reencontrarás divina ¡Oh, cuántas riquezas inmensas podrían adquirir las criaturas, y no las hacen suyas!“ 
Volumen 7, Septiembre 23, 1906


Cuando en el consistorio de la Sacrosanta Trinidad se decretó el misterio de la Encarnación para salvar al género humano, y Yo unido con su Voluntad acepté y me ofrecí víctima por el hombre, todo fue unión entre las Tres Divinas Personas y todo fue planeado juntos, pero cuando me puse a la obra llegó un momento, especialmente cuando me encontré en el ambiente de las penas, de los oprobios, cargado de todas las maldades de las criaturas, que me quedé solo y abandonado por todos, hasta por mi amado Padre, y no sólo esto, sino que así, cargado de todas las penas como estaba, debía forzar al Omnipotente que aceptara y que me hiciera continuar mi sacrificio por la salvación de todo el género humano, presente, pasado y futuro. Y esto lo obtuve. El sacrificio dura aún, el esfuerzo es continuo, si bien esfuerzo todo de amor, ¿y quieres saber dónde y cómo? En el sacramento de la Eucaristía, en él el sacrificio es continuo, perpetuo, es la fuerza que hago al Padre para que use Misericordia con las criaturas y con las almas para obtener su amor.
Volumen 4, Marzo 12, 1903

"Hija mía, no puedo más con el mundo, consuélame tú por todos, hazme palpitar en tu corazón, a fin de que sintiendo por medio de tu corazón los latidos de todos, los pecados no me lleguen directos, sino indirectos por medio de tu corazón, de otra manera mi Justicia hará salir todos los castigos que no han salido aún nunca.
En el acto de decir esto ha ensimismado su corazón al mío y me hizo sentir su latido. Quién puede decir lo que se sentía, los pecados como saetas herían aquel corazón, y mientras yo tomaba parte, Jesús tenía alivio. Luego sintiéndome toda fundida en Él, parecía que yo encerraba su inteligencia, sus manos, sus pies, y así todo lo demás, y yo tomaba parte en recibir todas las ofensas de cada uno de los sentidos de las criaturas, ¿pero quién puede decir cómo sucedía esto? Luego Jesús agregó: 
"Tener compañía en las penas es el más grande alivio para Mí, he aquí porqué mi Padre Divino después de la Encarnación no fue tan inexorable, sino más benigno, porque las ofensas no las recibía directas, sino indirectas, esto es, a través de mi Humanidad, la cual le hacía continuas reparaciones. Así Yo voy buscando almas que se pongan entre Mí y las criaturas, de otra manera reduciría el mundo a ruinas. Volumen 11, Diciembre 21, 1914

"¡Hija mía, si supieras como deseo, suspiro, amo la compañía de la criatura! Es tanto, que si al crear al hombre dije: "No es bueno que el hombre esté solo, hagamos otra criatura que lo asemeje y le haga compañía, a fin de que uno forme la delicia del otro." Estas mismas palabras, antes de crear al hombre las dije a mi Amor: "No quiero estar solo, sino quiero a la criatura en mi compañía, quiero crearla para entretenerme con ella, para compartir con ella todos mis contentos, con su compañía me desahogaré en el Amor." Por eso la hice a mi semejanza, y conforme su inteligencia piensa en Mí, se ocupa de Mí, así hace compañía a mi Sabiduría, y mis pensamientos haciendo compañía a los suyos nos entretenemos juntos; si su mirada me mira a Mí y a las cosas creadas para amarme, siento la compañía de su mirada; si la lengua reza, enseña el bien, siento la compañía de su voz; si el corazón me ama, siento su compañía en mi Amor; y así en todo lo demás. Pero si en cambio hace lo contrario, Yo me siento solo, como un rey abandonado, pero, ¡ay! cuántos me dejan solo y me desconocen.“
Volumen 12, Enero 24, 1920

Después seguía mi giro en el Fiat y acompañando a mi amable Jesús en su Vida acá abajo, me daba pena cuando llegaba a aquellos momentos en que solo, solo se quedaba, ni siquiera su Mamá Celestial, como en el desierto y en las noches de la Vida pública, que apartándose de todos, casi siempre se quedaba al exterior, fuera de lo habitado, solo para rezar y también para llorar por nuestra salvación, y yo decía entre mí: "Jesús mío, tu pequeña hija no siente la fuerza de dejarte solo, quiero ponerme cerca de Ti, y si no sé hacer otra cosa te susurraré al oído: "te amo, te amo"; por tu soledad, oraciones y lágrimas dame el reino de tu Querer, hazlo pronto, ve como el mundo se precipita, tu Fiat lo pondrá a salvo." Jesús me ha dicho: "Hija mía, gracias, en cada acto mío te espero siempre para decir: "La pequeña hija de mi Querer no me ha dejado jamás solo.“
Volumen 24, Agosto 23, 1928

Tú debes saber que mucho me pesaba mi soledad, porque Aquél que había venido por todos y a buscar a todos, debía ser solicitado por todos, y por cada uno de ellos sentía a lo vivo la pena de la soledad en la cual me dejaban; con mi mirada indagadora iba indagando si alguno me buscaba y amaba mi compañía, y muchas veces inútilmente buscaba este consuelo. Sin embargo tú debes saber que en tanta soledad en la cual me dejaban las criaturas, no quedaba jamás solo, tenía la compañía de los ángeles, la de mi Mamá, que si bien lejana, mi Voluntad Divina me llevaba su latido y todos sus actos en cortejo en torno a Mí, que me hacían compañía, y además, desde entonces me llevaba a la recién nacida de mi Fiat con todo el grupo de los hijos de mi reino para mi compañía, porque para mi Querer Divino todos los tiempos son suyos, y tiene virtud de reducirlos a un solo punto, para tenerlos en todos los tiempos en acto continuo sin cesar jamás. Además de esto, conforme el alma recuerda lo que Yo hice y quiere estar en torno a Mí, prepara el vacío en ella donde poner el fruto de lo que Yo hice y sufrí.
“Volumen 24, Agosto 23, 1928

Mi Jesús, dulce Amor mío, Te sigo al Desierto. Mi “te amo” no Te dejará solo en esta soledad; estaré cerca a Ti de noche, Tú sientes a lo vivo el dolor de esta tu Voluntad Divina, que no solo no reina en medio de las criaturas, sino que ha sido puesta como en exilio, y tu Humanidad Santísima llora y pide a nombre de toda la familia humana que las dos voluntades, Divina y humana, se reconcilien juntas.



Oh Madre Santísima, yo, (vuestro nombre...........), pobre e indigno(a) pecador(a), renuevo y ratifico hoy en tus manos, los votos de mi Bautismo; renuncio para siempre a Satanás, a sus ostentaciones y maniobras, y me entrego enteramente a Jesucristo, la Sabiduría Encarnada, a cargar mi cruz ante Él todos los días de mi vida, y a ser fiel a Él más que nunca lo he sido.

Oh Inmaculada Madre, en presencia de todas las Cortes Celestiales, te elijo en este día por Madre, Maestra y Reina. A Ti consagro TODO mi ser, TODA mi vida, mi voluntad, TODOS mis actos, TODA mi familia, y ABSOLUTAMENTE TODO, para que Tú hagas con ellos según tu Voluntad para la mayor Gloria de Dios.

Oh Madre dulcísima, heme aquí postrado a los pies de tu Trono. Soy tu pequeño hijo(a) y quiero darte TODO mi amor; quiero encerrar en tu Corazón Materno, mis penas, mis temores, mis debilidades y TODO mi ser.

Oh Santísima Madre, Reina y Madre de La Divina Voluntad, a Ti entrego mi voluntad para que Tú me la cambies por la Voluntad Divina. Átala Oh Madre junto con la Tuya a los pies del Trono Celestial, y dame la Voluntad Divina como CENTRO de mi vida. 

Revélame Oh Madre Su Vida. Te ruego que me mantengas siempre refugiado en tu Inmaculado Corazón y que suplas por todos mis actos, para que sean siempre hechos y vividos en el Divino Querer. 

Ayúdame Oh Madre a vivir en Su Plenitud. Haz descender el Espíritu Santo a mi alma para que queme todo lo que es humano, y con Su Soplo refrigerante impere sobre mí y me confirme en la Divina Voluntad.

Unido a Ti oh Santísima Madre, me ofrezco contigo a la Santísima Trinidad, para restituirles el honor y la gloria de toda la Creación que nosotros le habíamos quitado haciendo nuestra voluntad. 

Escucha Madre queridísima, para hacer más solemne la consagración de mi voluntad a Ti, llamo a la Trinidad Sacrosanta, a todos los Ángeles, a todos los Santos, y delante de todos prometo, y con juramento, hacer solemne consagración de mi voluntad, de toda mi vida y de todos mis actos a mi Madre Celestial.

Oh Madre Santísima, yo soy TOTUS TUUS y acepto y acojo tu sello en mí. He aquí a tu hijo, llévame a VIVIR en el Reino de la Divina Voluntad, y haz que ELLA sea siempre mi PRIMER ACTO, mi ALIMENTO, mi VIDA.

Oh Madre Santísima, en la Unidad de la Divina Voluntad, yo pido en unión Contigo, con Nuestro Señor Jesucristo, y con todos los Ángeles y Santos: "Oh Padre Eterno, VENGA TU REINO; HÁGASE TU VOLUNTAD ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO” ¡AMÉN!

No hay comentarios:

Publicar un comentario